Miles de romeros acompañan a la Virgen de Luna hasta Pozoblanco
EL DÍA DE CÓRDOBA
La meteorología prevista ayer para Los Pedroches hablaba de que era el día perfecto para olvidarse de todo y vivir intensamente la romería de la Virgen de Luna, algo que hicieron miles de personas. No hubo que mirar el cielo por amenaza intensa de lluvia, como ocurrió hace un año, en el que no faltaron algunas gotas. Tampoco se tuvo que recurrir a cargar con chubasqueros y paraguas para combatir la intensa caída del líquido elemento, como ocurrió en 2006 cuando se rompió el récord de 21 años en los que la imagen no se mojó de camino a Pozoblanco. Ayer, esas predicciones no fallaron. El sol estaba citado con los romeros para acompañarlos durante una jornada que comenzó con los campos cubiertos de una fina y blanca helada.
Eso fue lo que se encontraron los primeros peregrinos que antes de las siete de la mañana enfilaron el camino hacia el santuario de la Jara, donde esperaba la Señora. Otros, sin embargo, aprovecharon los viajes que dieron los 14 autobuses que el Ayuntamiento había preparado para la ocasión. Los servicios partían de la estación, el Paseo Marcos Redondo y la Ronda de Los Llanos. Esos primeros devotos vivieron también en sus carnes el frío que acompañó a los caminantes en los 14 kilómetros que separan a la localidad más poblada de Los Pedroches de la pequeña ermita dedicada a la Virgen.
Antes del mediodía, y como manda la tradición, dio comienzo allí la eucaristía, que fue presidida por el capellán de la Cofradía de la Virgen de Luna, Pedro Fernández. A ella asistieron también, como además manda la tradición, el pregonero, Ricardo Delgado Vizcaíno; el alcalde, Benito García de Torres; y el capitán de la Cofradía, Juan García. Posteriormente, los tres también estarían presentes en la comida de la hermandad y en la entrada a Pozoblanco.
Durante el ofertorio de la eucaristía se procedió a la jura de bandera de tres nuevos cofrades, a los que posteriormente se les impuso la medalla y los cordones que refuerzan aún más su devoción por la Señora. Se trata de Juan Rubio, Ginés Solaz y José Manuel Pérez. Pero no sólo ellos centraron las miradas de los presentes, sino también otros dos veteranos hermanos a los que se les reconocieron sus 25 años de fidelidad y servicio a la Cofradía, José Luis Valero y Fernando Sánchez.
Los actos religiosos fueron el preludio de la fiesta gastronómica que luego habría de venir. Los romeros tenían aún unas horas para disfrutar del sabor de los productos de la tierra congregados en las típicas hogueras para cuyo alimento el Ayuntamiento había dispuesto de leña. Durante esas horas -y durante toda la jornada en general- no hubo que lamentar ningún tipo de incidencias gracias a que funcionó el dispositivo de seguridad organizado para la romería y compuesto por unos 60 efectivos entre Guardia Civil, seguridad privada, Cruz Roja y Protección Civil.
Los brindis volvieron a dar paso al inicio del camino hacia el pueblo. La Virgen partió de su santuario a las 15.00 acompañada por una marea humana de fieles. Las más de tres horas que separan la partida de la imagen de su llegada al Arroyo Hondo tienen un significado especial para los hermanos, que lanzan salvas en honor a la patrona y llenan el ambiente con un olor a pólvora muy característico que se ha convertido en una de las señas de identidad de la celebración.
La llegada al Arroyo Hondo fue antes de lo previsto, por lo que la Virgen de Luna debió esperar a hasta que aparecieron por el lugar el alcalde y los miembros de la Corporación municipal. El frío ya empezaba a hacer mella. No obstante, los pozoalbenses que por la mañana optaron por no ir hasta la Jara ahora sí esperaban la entrada de la Señora en la localidad, mientras volvía a notarse la presencia de caballistas y coches de caballos.
Los ritos volvían a cumplirse fielmente a la par que quedaba para la historia el paso por primera vez de la patrona bajo el puente de la Variante. La tradición volvía a dictar que los niños debían de ofrecer sus hornazos a la Virgen de Luna y García de Torres tenía que imponerle el bastón que le corresponde como Alcaldesa Perpetua de Pozoblanco. Los disparos de los hermanos y el olor a pólvora que desprendían se trasladaron entonces hasta las calles de la ciudad, por donde desfiló hasta llegar a Santa Catalina.
La historia volverá a escribirse a ritmo de fuego de escopetas en la procesión de hoy en la que los hermanos podrán disfrutar tranquilamente de la presencia de la patrona. Con el permiso del capitán, pasearán de nuevo la imagen por las calles, mientras se inicia la cuenta atrás para volver de nuevo a la Jara. Será en Pentecostés.