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Miles de personas se dan encuentro en la Jara

Mari Luna Castro
Miles de personas viven en Pozoblanco este domingo la romería de traída de la Virgen de Luna, que permanecerá en el municipio hasta el 28 de mayo. La de este año está siendo una romería marcada por la celebración del 75 aniversario de la bendición y puesta al culto de la actual imagen, en la que se están viviendo intensos momentos como el traspaso oficial de bandera entre Manuel Marín, alférez abanderado durante los últimos 30 años, a Antonio Blanco. Ese intercambio de papeles se ha producido durante el ofertorio en la eucaristía que se ha celebrado a partir de las once de la mañana al aire libre en la explanada junto a la ermita. Antonio Blanco conoce en profundidad la cofradía, no en vano lleva en ella 28 años, y ha trabajado directamente en su junta directiva. Su experiencia no ha evitado los nervios previos a su primera romería como abanderado que ha vivido, como contaba, muy ilusionado.
También este año han vivido momentos especialmente emotivos el capitán de la cofradía, Juan García, y el tamborilero de la misma, Teodoro Cardador, ya que ambos han recibido, también durante el ofertorio, la medalla de oro por sus 50 años de servicio cofrade. Esta romería, por otro lado, ha sido testigo de un hecho que no se daba desde hace décadas, y es que no ha habido ninguna jura de bandera, lo que significa que por el momento no se engrosa la lista de nuevos cofrades mientras dos de ellos se han jubilado en este 2023 oficialmente, Domingo Sánchez y Pedro Guzmán.
Terminada la misa y el ceremonial que conlleva, el bullicio se ha apoderado ya totalmente del santuario con coches, carrozas, caballistas y autobuses que van y vienen; grupos de amigos y familias están reunidas en torno a las mesas con productos de la tierra para compartir alrededor, en muchos casos, de las candelas encendidas para calentarse en la fresca mañana romera de febrero, y la campana del santuario, que no cesa de sonar porque los romeros no dan tregua a la soga que la hace tintinear.
Ha sido sobre las tres de la tarde cuando ha aparecido por la puerta del santuario la Virgen a hombros de sus porteadores dispuesta a recorrer, un año más, los alrededor de 14 kilómetros que separan el santuario de la Jara de Pozoblanco. Durante el camino ha estado acompañada por decenas de romeros protagonizando escenas marcadas por la devoción a la patrona y por la belleza de la comitiva al paso de las encinas que salpican el camino de regreso a Pozoblanco. En el último tramo, la entrada en el arroyo Hondo al anochecer vuelve a dar protagonismo a una de las tradiciones más arraigadas, la del ofrecimiento del hornazo (el dulce de los huevos de colores con pajaritas de azúcar, bellotas de chocolate o cualquier otro dulce de adorno) por parte de los niños a su Virgen.
Ya en Pozoblanco, el ritual se ha sucedido con la imposición a la Virgen de las llaves de los sagrarios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba; la colación ante el Ayuntamiento del bastón de alcaldesa perpetua por parte del alcalde; el recorrido por las calles acompañada por la Banda Sinfónica Municipal, que este año ha interpretado tres marchas dedicadas a la patrona; y, por último, su entrada en la iglesia de Santa Catalina entre fuegos artificiales y salvas de los cofrades.

La Virgen de Luna regresa a Pozoblanco entre vítores y a l amparo de sus fieles

Rosa García Aperador
La Virgen de Luna ha vuelto a su pueblo, Pozoblanco, portada a hombros de los fieles romeros que cada año acuden a su romería de traída para retornar desde su santuario hasta la Parroquia de Santa Catalina. En un camino de traída donde el fervor por la patrona y el compartir los pasos junto a los romeros y los hermanos cofrades convierten este tramo de regreso en una comunión conjunta de orgullo e ilusión compartida.

Antes de la llegada de la patrona a su pueblo, desde la Cofradía de la Virgen de Luna de Pozoblanco se han ido sucediendo diversos momentos según manda el ritual, como la llamada de madrugada a los hermanos en sus domicilios para anunciar el encuentro de todos ellos en la Casa de Hermandad, desde donde parten en fila a Santa Catalina para prometer el regreso a la casa de todos con la patrona a hombros y bien protegida con la escolta militar.
El frío de febrero no ha sido un impedimento para que cientos de romeros hayan querido hacer el camino hacia el Santuario de la Jara a pie, y para celebrar en compañía de amigos y familia este día tan especial para la localidad. En mitad del recorrido, en un enclave singular como es el Pozo La Legua se ha podido disfrutar de un desayuno para que los romeros a pie retomen fuerzas para finalizar el recorrido.

En el Santuario de la Jara, desde bien temprano ya se escuchaba el sonar de la campana, una tradición muy romera y familiar que consigue crear un entorno sonoro de alegría para todos los que allí se concentran. La llegada hasta el santuario está tornando a modos más singulares y comunitarios, evitando el acceso en coche particular para hacerlo en las más de 80 carrozas que se han engalanado para la ocasión, o usando el transporte público.
Los actos propios de la Cofradía de la Virgen de Luna comienzan con la llegada al santuario y la salida de la imagen en procesión alrededor del mismo, donde destacan las descargas de los hermanos en honor de la imagen, y en la que no puede faltar el bailar la bandera a la patrona, que este año, por primera vez ha sido bailada por el alférez Antonio Luis Blanco, que ha tomado el relevo a Manuel Marín después de 30 años luciendo la bandera.

Tras la procesión se dio paso a la eucarística, en la que se escenificó este cambio de alférez con la entrega simbólica de la bandera, además de otorgarse por parte de la Cofradía de la Virgen de Luna las medallas de oro, por los 50 años de servicio, al capitán de la cofradía, Juan García, y al tamborilero, Teodoro Cardador. En este acto también se han jubilado como cofrades Domingo Sánchez González y Pedro Guzmán García Cardador. En esta ocasión no ha jurado bandera ningún nuevo hermano, algo que no sucedía desde hace un par de años. El acompañamiento musical en esta eucarística, como no puede ser de otra forma, lo ha hecho el Coro Romero Voces de la Sierra.
En la misa, concelebrada y presidida por el capellán, José María González, se ha recordado que hace tan solo una semana las cofradías celebraron una eucaristía conjunta por el 75 aniversario de la bendición de la imagen actual de la Virgen, una acto que unió tanto a hermanos y cofrades como a los fieles de Villanueva de Córdoba y Pozoblanco, que comparten patrona y alcaldesa perpetua. También cabe destacar que se ha incoado el expediente para que la Romería de la Virgen de Luna sea declarada Bien de Interés Cultural por su carácter etnológico.

El fin de la eucarística ha dado paso al inicio de la celebración familiar y con amigos, que invita la romería grande de Pozoblanco, donde todos rodean las candelas que ese día servirán para asar las viandas traídas para compartir y para calentarse en un día frío de febrero. Mientras, los hermanos cofrades celebran la comida de Hermandad.

El ritual marca que la Virgen de Luna debe partir a las 15:00 del santuario para poder hacer su entrada a las 20:00 en la Parroquia de Santa Catalina. Es en ese momento cuando la cuadrilla de porteadores se prepara para su principal función, llevar a hombros a la patrona hasta Pozoblanco. Un momento especialmente emotivo, singular y que hay que vivirlo por la pasión que ponen los porteadores para que la imagen brille por sí sola bajo el sol de Los Pedroches, alzándola al cielo para que todos la vean y la vitoreen.

Comienza entonces el camino de regreso a su casa, donde permanecerá por cuatro meses al amparo de su pueblo, acompañada no sólo por los hermanos de la cofradía, sino también por cientos de romeros que quieren acompañarla en su vuelta. Hasta que la patrona haga su entrada por el Arroyo Hondo, donde la chiquillería de Pozoblanco la espera para ofrecerle su bollo o su hornazo, con el cántico que manda la tradición como acto de bienvenida a su hogar.
En este momento es cuando el capellán de la Cofradía le ha impuesto las llaves de los sagrarios antes de entrar su pueblo, donde las descargas de los hermanos y el baile de bandera se suceden a cada tramo en lugares singulares del municipio. Hasta su llegada a las puertas del Ayuntamiento de Pozoblanco, cuando el alcalde, Santiago Cabello, le ha impuesto el bastón de alcaldesa perpetua, además de la ofrenda floral de la Corporación Municipal, quien en ese momento acompaña a la patrona en procesión hasta su entrada triunfal en la Parroquia de Santa Catalina, una entrada que se sucede con fuegos artificiales para mostrar la alegría de tenerla de nuevo en casa.

Este lunes será su día grande en Pozoblanco, cuando la Virgen de Luna recorra en procesión las calles de su pueblo para bendecirlo y ofrecer su amparo a las familias que lo necesiten.

Pozoblanco vive el día grande de la llegada de la Virgen de Luna

Julia López
Pozoblanco ya tiene a su patrona, la Virgen de Luna, en la localidad después de un día cargado de emociones, rituales y tradiciones que se cumplieron en un año importante para la cofradía pozoalbense. Y es que a la efeméride del 75 aniversario de la bendición de la actual imagen hay que sumar que la cofradía ha conseguido aprobar unos estatutos que aglutinan 146 años de historia y que introducen importantes cambios que se notarán en los próximos años.

Pero antes de llegar a eso, tocó cumplir con la romería de traída, acudir al santuario de la Jara a por la alcaldesa perpetua y disfrutar del día festivo que finalizó con la entrada de la Virgen de Luna en la parroquia de Santa Catalina.

El día comenzó con la reunión de la cofradía en la casa de hermandad y la posterior salida de la capitanía dirección a la parroquia de Santa Catalina para finalizar emprendiendo el camino hacia el santuario de la Jara.
Con los hermanos de la cofradía en el santuario, tocó cumplir con la procesión alrededor del santuario previa a la eucaristía. En esa liturgia hubo nombres propios, Juan García y Teodoro Cardador, que recibieron la medalla de oro por sus cincuenta años de servicio a la cofradía.

Pero también fueron protagonistas Manuel Marín y Antonio Luis Blanco, porque el relevo como alférez, que ya se había hecho efectivo, se escenificó en el lugar más apropiado. Fue la primera romería después de treinta años sin el movimiento de bandera de Marín y la primera con Blanco ejerciendo la labor de alférez-abanderado. Después de muchos años nadie juró bandera, por lo que la cofradía no ingresa nuevos hermanos.

Las miles de personas que se trasladaron al santuario utilizaron, como cada año, varias alternativas destacando la apuestas de los romeros por las carrozas y por hacer el camino andando. Caminos de ida y vuelta que se hacen de maneras muy diferentes, pero que suelen aglutinar a familias y pandillas de amigos. Tradiciones que siguen con el tirar de la soga de la campana, con la visita a la Virgen en su ermita y con el disfrute de las viandas que son más compartidas que nunca.

Pasadas las 15.00 horas, la formación de los hermanos volvió a escenificarse porque tocó emprender el camino de regreso, el más esperado porque es el que concluyó con la Virgen de Luna entrando en el arroyo hondo, donde niños, jóvenes y mayores le esperaron hornazo en mano. La Virgen volverá a salir hoy por las calles.

Pozoblanco ya da cobijo a su patrona

Julia López
Pozoblanco ya tiene a su patrona, la Virgen de Luna, en la localidad después de un día cargado de emociones, rituales y tradiciones que se han cumplido en un año importante para la Cofradía pozoalbense. Y es que a la efeméride del 75 aniversario de la bendición de la actual imagen hay que sumar que la cofradía ha conseguido aprobar unos estatutos que aglutinan 146 años de historia y que introducen importantes cambios que se notarán en los próximos años. Pero antes de llegar a eso, tocó cumplir con la romería de traída, acudir al santuario de la Jara a por la alcaldesa perpetua y disfrutar del día festivo que finalizó con la entrada de la Virgen de Luna en la parroquia de Santa Catalina.

El día comenzó con la reunión de la cofradía en la Casa de Hermandad y la posterior salida de la capitanía dirección a la parroquia de Santa Catalina para finalizar emprendiendo el camino hacia el santuario de la Jara. Con los hermanos de la cofradía en el santuario tocó cumplir con la procesión alrededor del santuario previa a la eucaristía. En esa liturgia hubo nombres propios, Juan García y Teodoro Cardador, que recibieron la medalla de oro por sus cincuenta años de servicio a la cofradía. Pero también fueron protagonistas Manuel Marín y Antonio Luis Blanco porque el relevo como alférez, que ya se había hecho efectivo, se escenificó en el lugar más apropiado para ello. Fue la primera Romería después de treinta años sin el movimiento de bandera de Marín y la primera con Blanco ejerciendo la labor de alférez-abanderado. Nombres sin los que sería difícil conocer la historia de la Cofradía. Además, hubo que anotar que después de muchos años nadie juró bandera por lo que la cofradía no ingresa a ningún hermano nuevo.
Las miles de personas que se trasladaron al santuario utilizaron, como cada año, varias alternativas destacando la apuestas de los romeros por las carrozas y por hacer el camino andando. Caminos de ida y vuelta que se hacen de maneras muy diferentes pero que suelen aglutinar a familias y pandillas de amigos que tienen anotada la fecha en el calendario para seguir aglutinando y cumpliendo con tradiciones casi impuestas. Tradiciones que siguen con el tirar de la soga de la campana, con la visita a la Virgen en su ermita y con el disfrute de las viandas que son más compartidas que nunca.

A las 15:30 horas, la formación de los hermanos volvió a escenificarse porque tocaba emprender el camino de regreso, el más esperado porque es el que concluye con la Virgen de Luna entrando en el arroyo hondo, donde niños, jóvenes y mayores le esperan hornazo en mano.