Llegada íntima y humilde de la Patrona
El día de Córdoba- Rosa Aperador
La excepcionalidad marcada por la crisis sanitaria no ha permitido que la Cofradía de la Virgen de Luna pudiera celebrar su ritual de siglos pasados en uno de los momentos claves para Pozoblanco, como es la llevada de su patrona desde su ermita hasta la Parroquia de Santa Catalina.
La cofradía anunciaba de forma oficial, a la 1:04 de la madrugada del domingo, que la Virgen de Luna ya se encontraba en su casa de la ciudad vallesana, una “misión cumplida” que se ha cubierto bajo el manto de la intimidad y el secreto. Tan sólo ha trascendido que el traslado se realizó en coche “de forma humilde”, como se dijo en la eucaristía, desechando la primera opción de hacerlo en carreta, como ya sucediera el pasado mes de mayo.
La imagen de la Virgen de Luna salió de su ermita con anterioridad a las doce horas del domingo de sexagésima, según marca el calendario religioso, y llegó a Pozoblanco en pleno toque de queda. Como ya ocurriera en la romería de llevada, en el mes de mayo, el hermetismo ha sido, de nuevo, protagonista.
A los pocos días de anunciarse los actos programados para celebrar la llegada de la patrona a Pozoblanco, que incluían ofrenda de hornazos y visitas a la imagen, se cancelaban los mismos, quedando estos reducidos a la misa privada de los hermanos y a las habituales eucarísticas dominicales, cumpliendo en todo momento con el aforo permitido.
Una decisión valorada por el entorno de la parroquia tras las críticas recibidas desde los grupos políticos, además de desde los ciudadanos pozoalbenses, al encontrarse el municipio en una situación crítica por los contagios de coronavirus.
Hermanos de la Virgen de Luna desfilan por Santa Catalina.Hermanos de la Virgen de Luna desfilan por Santa Catalina.
Hermanos de la Virgen de Luna desfilan por Santa Catalina. / SÁNCHEZ RUIZ
De esta forma, la cofradía y la parroquia anunciaban el viernes que “no estará permitido acercase a la imagen de la Virgen, así como hacerse fotos ni ningún tipo de ofrenda, a fin de preservar las distancias y evitar concentración de personas en una parte concreta de la parroquia”.
La Cofradía de la Virgen de Luna destacaba el haber cumplido con la misión de llevar a la patrona hasta Pozoblanco “de una forma discreta por las excepcionales circunstancias que tristemente vivimos. Nuestra primera plegaria será para que acabe pronto todo el sufrimiento que esta pandemia va derramando en muchas familias de todos el mundo”. Un mensaje que se repitió en la eucaristía concelebrada con los hermanos de la Virgen de Luna, donde el párroco de Santa Catalina le puso las llaves de los sagrarios y el alcalde de Pozoblanco, el bastón de alcaldesa perpetua.
En una misa privada, la Cofradía de la Virgen de Luna celebró la jura de bandera de un nuevo hermano, Juan Francisco Fabios Blanco, además de la imposición de la medalla de oro a Alfonso Muñoz Sánchez y a Juan Fabios Rubio por sus 50 años de servicio, y la medalla de plata a Juan Dueñas Cruz, por sus 25 años de servicio a la Virgen de Luna. Hubo también una jubilación, tras 28 años de servicio, de Antonio Claudio Medrán.
La patrona de Pozoblanco permanecerá en la Parroquia de Santa Catalina hasta el próximo 23 de mayo, Domingo de Pentecostés, cuando retornará a su santuario para ser llevada al día siguiente por la cofradía hermana de Villanueva de Córdoba hasta la Parroquia de San Miguel.